miércoles, 30 de marzo de 2011

OLVIDO.



Como se puede olvidar un amor
Como se puede olvidar a una mujer
Si en el contorno del aire esta su aroma
Si en cada acción y reacción
Esta su recuerdo.
Como se olvida a una mujer si a pesar del tiempo
Todavía siento su aliento
Como olvidar una mujer si no existe noche
En que no piense en su compañía, calor, risa
Pasión, lujuria, y termina en melancolía inversa
de pesar y de penumbra
Como olvidar a una mujer a quien se  le entrega el alma,
 Arrebatada al infinito,
y andando como
Un espectro viviente sin forma, principio ni fin
En un patético circulo sin frenesí
Con tan solo  el  Horizonte
 de seguir amando a esa mujer,
Así queme como un acido
Inyectado en el pecho  y que carcome
El corazón
Como volver a confiar en una mujer
Sin verla como un
Simple objeto.
Como se olvida a una mujer
Solo el tiempo y la distancia
Lo determinaran
Mientras tanto que el ciclo lunar
Cure  y  fortifique mi corazón
Mientras que  mi alma
Recobra  el camino y vuelva a mi

TU MIRADA



Tu mirada inquieta en mí ser
Tu mirada es constante mana en mi mente
A pesar del tormentoso silencio
De la soledad  alrededor multitudinario de mi vida
El recuerdo de tu mirada es compañía
Al estar en tu presencia
Se tranquilizan los demonios del mundo cárnico
Etéreo y eterno
Al estar envuelto en el candor de tu mirada
Se apagan los miedos, y la fe se vuelve mas intensa
Las ganas de vivir se maximizan
Los elementales del cosmos y el universo
Se agitan dentro de este cuerpo de hombre,
Y las esencias de la ilusión y la esperanza
Se entrelazan en un espiral
En un solo y armonioso soneto
Que lindo es tu rostro
Que bella es tu mirada
Aunque el destino dicte no tenerte
Ya me miraste
Y nada ni nadie podrán quitarme el recuerdo
De tu linda mirada   

viernes, 18 de marzo de 2011

CAPITULO DOS


Capitulo 2.
Durante un mes de noviembre que se recordaba por sus calurosos días, en una ciudad del Valle del Cauca un joven se destacaba en su clase de aritmética y geometría así como en sus dotes para el arte y las letras,  con un aire de liderazgo que en algo lo opacaba su timidez, disfrutaba de sus amigos con los cuales compartía ciertas travesuras y cambios físicos y de comportamiento normales de esa edad. Le gustaba mucho la naturaleza y sus raíces campesinas heredadas de sus abuelos, lo acercaban con mucha visión a la producción agrícola, y en especial a las culturas que rodeaban esta actividad, que más que un hecho comercial o empresarial, para Álvaro José representaba un arte. Un conjunto de cultivos contrastando contra el cielo y el eco de los labriegos en sus faenas diarias de labranza, son pinceladas propias de un artista, solía decir en sus  exposiciones y charlas con sus amigos de academia.
Entrando en los diecisiete años de edad, Álvaro José era muy popular en un pueblo cercano, especialmente por sus recitales y dotes de cuentero en eventos culturales en el marco de las ferias y fiestas de esta colorida población. Este era  un hermoso y bien ordenado caserío con sus casa con techos rojos,  balcones coloniales,  calles en adoquines y fabulosos antejardines orgullo de las matronas, quienes por generaciones daban el legado del arte de la jardinería casera, siendo estos la base de las ferias y  fiesta, ya que se realizaba un concurso  del mas original, colorido y armonioso. Era algo tradicional y orgullo de las familias participar en este concurso, los chicos y jóvenes así como las señoritas,  vestidas con atuendos campesinos complementaban la presentación de sus antejardines, con coreografías de bailes tradicionales así como algún alimento típico y el aguardiente que no podía faltar.  Frente al jurado se esforzaban para dar lo mejor de sus coreografías siempre con una sonrisa en sus labios  y el característico carisma propio de esta región.  El jurado el cual era integrado por las máximas autoridades del pueblo, el alcalde hombre maduro y con un don de altivez y muy versado al hablar, el tesorero  quien no se perdía ningún evento para figurar en la administración municipal, el comandante de la policía, intimo amigo del alcalde  y cómplice de múltiples juergas y desmanes del mismo, acompañados por la banda municipal y el párroco, hombre bonachón y algo alcahuete, pero con un gran don de apoyo y colaboración a la comunidad. Estos jurados  hacían un meticuloso recorrido por cada una de las casas, calificando esta combinación de jardinería y cultura. Hacían un pintoresco cuadro, sobre todo cuando ya terminando el recorrido, algo indigestos y un poco mareados por tanta comida y trago, brindaban un entretenimiento particular pero a la vez normal para los habitantes de esta población. Los resultados se dictaban el sábado de fiestas con la coronación de la señorita  más linda  al igual que el grupo de danza más coordinado.
En una pequeña hacienda de la zona rural de este pueblo, que  perteneciente a  un primo segundo de la familia pasaba las vacaciones, Álvaro José, donde aprendió las artes de la pesca y la cacería, también a  acampar y dormir en la intemperie, con el arrullo de los sonidos nocturnos del trópico.
Un día viernes de ferias   y bajo un clima seco y caluroso, en el amanecer en la rivera de un rio,  vio  el paisaje más hermoso y majestuoso que nunca habían presenciado sus ojos. A la orilla del uno de los charcos que hacia el riachuelo se encontraban dos hermosas mujeres, jugando, riendo y bañándose desnudas, sin percatarse que el joven estaba agazapado entre los junquillos desde la noche anterior, tratando de pescar algún buen ejemplar en la orilla del rio. El, cauteloso, y con esa impresionante imagen frente a sus ojos, se limito a observar. Sus  hermosos cuerpos bronceados eran un deleite majestuoso, casi angelical, combinados con el brillo de la arena bajo sus rodillas y la cristalina agua que fugaz pasaba entre sus piernas, torneando sus perfectas y tentadores facciones femeninas, parecían un cuadro del renacimiento, un sueño libidinoso, un deleite para los sentidos.
Para su mala o buena suerte en la pesca, pero no en la situación y acto que presenciaba, una gran tilapia dorada pico en el anzuelo, haciendo un gran alboroto en el agua, el joven con intuición y en una reacción natural  se levanto de su escondite y halo el sedal, automáticamente las jóvenes saltaron a la orilla gritando y riendo a la vez, buscando rápidamente sus vestimentas, arropándose con un aire de inocencia, con algo de provocación fingiendo vergüenza combinada con pánico y se alejaron corriendo con risas nerviosas.
El joven que no creía lo que había pasado, que  en varios meses de estar pescando nunca había picado una tilapia dorada  y  que por ello no hubiera podido seguir contemplando esa escena y mucho menos que por el alboroto de las jóvenes perdió un segundo valioso y le falto agilidad para la pesca  de la tilapia que finalmente se soltó del anzuelo.
Aun así se sentía satisfecho pero  avergonzado y frustrado como pescador. Había hecho la promesa a sus primos de regresar con algún buen trofeo sacado del rio, pero lo que había pescado era por lo contrario un interés en una imagen que nunca olvidaría, la imagen de la mujer en su contexto físico, contrastado con el universo natural, esas figuras perfectas en un cuadro sin precedentes el cual quedaría plasmado en su mente por el resto de su vida.
Cuando llego a la casa de la hacienda una  tipica obra de la construcción antigua, con amplios corredores  rodeados de barandillas de color rojo y adornando  la entrada con la natural belleza de  flores y rosas. El aroma de los buganvillas y el jazmín se entrelazaban en espirales animosos hacia el sol,  mientras este astro calentaba las tejas de barro, tostadas con marrones toques de humedad, que contrastaban con el verde de los cafetales en las colinas y las planadas llenas de arboles frutales, siendo un armonioso paisaje relajador para el espíritu y enriquecedor al cuerpo en fragancias, éteres  y elementales que alimentaban las auras,  dando un maravilloso contexto de lo que podría ser el paraíso.
Cual no seria su sorpresa al ver dos hermosas jovencitas con sus cabellos húmedos, apoyadas en un viejo y grande baúl que adornaba el corredor principal de la casa. Jamás las había visto en su vida,  eran muy atractivas  con pieles trigueñas y ondulados cabellos largos que  cubrían sus bellas facciones, sus húmedas ropas se pegaban a sus pechos y vientres, dejando al desnudo y al tras luz sus cuerpos voluptuosos con senos firmes, caderas anchas y cinturas de avispas que daban ciadas contorneadas  a los boleros de sus faldas. El con altivez y algo de arrojo entro al corredor, paso por un lado  cuidando de no estorbar la actividad de la jóvenes que con toallas blancas se secaban,  una de ellas con una risa picara le pregunto, tuviste buena pesca? El perplejo atónito por la picardía de la pregunta, pero con la agilidad mental  contesto: no hubo suerte, pero vi dos sirenas, en cuanto la pesca, otro día será. Y siguió su camino hacia el comedor situado a la orilla de la casona donde ya estaba dispuesta la merienda de media mañana

miércoles, 16 de marzo de 2011

EN BUSQUEDA DE LA HUMILDAD


Capitulo I
En un oscuro cuarto con paredes de madera pintadas por un  color azul desvanecido entre la humedad y el pasar de los años, se encontraba un hombre en un colchón tirado en un rincón del piso; sin más pertenencias que sus harapos, un viejo vestido de paño, unos zapatos gastados y dos cajas llenas de papeles amarillentos y mohosos. Así vivía aquel hombre en su mudo y sedentario mundo, lleno de recuerdos y desilusiones.
Era ya un hombre maduro, aunque los años a pesar de las amarguras  habían sido benevolentes con él. Solía salir a  contemplar las calles empedradas del pueblo donde vivía rodeado de murmuraciones, mentiras, exageraciones y hasta realidades obligadas por los chismes sobre su solitaria vida.
Este hombre sobrevivía de una pequeña mesada que llegaba a la oficina de correos del pueblo, algunos habitantes, vecinos suspicaces decían que la mesada le era dada por el gobierno,  por ser un político desterrado. Otros aseguraban que era una caridad de alguna organización extranjera.
En las tardes calurosa se sentaba en el corredor del rancho, sobre el piso de tierra, recostado a una pared en madera,  cubierto por un alero de viejas y oxidadas tejas de zinc, a veces le veían buscar entre sus  papeles algo que no había podido encontrar; unos decían que eran formulas para la eterna juventud, otros decían que buscaba algún recuerdo de un viejo amor, o tal vez de varios viejos amores.
Ya era un año y medio que aquel hombre repetía lo mismo todos los días buscando entre sus viejos papeles, tomando apuntes en una libreta, sentado en el corredor de  tierra en el cual incrustados en el piso salían dos columnas en troncos de mangle seco que sostenían el tejado,  la humedad del ambiente que el viento arrastraba del litoral pacifico  se incrustaba en la madera dando un aroma moho contrastado con los rayos del caluroso sol y las lluvias propias de esta zona, este concierto de de brumas, vientos  tenían casi personalidad propia, la de una envolvente selva tropical  virgen, con  un pequeño punto de despeje por la mano del hombre para hacerla habitable.  Una mecedora de varilla sostenía el peso de su cuerpo mientras leía, meditaba y tomaba apuntes en su libreta forrada en cuero, lo único que consideraba de valor y algo que cuidaba con recelo. Todas las tardes los muchachos y niños pasaban junto a su rancho, unos se burlaban de él, otros lo miraban con miedo, las adolecentes y jovencitas murmuraban que algún día aquel hombre tuvo que haber sido apuesto y elegante  ya que tenía un aire de caballero; según ellas.
En ese húmedo lugar en medio de la selva chocoana, con no más de unas treinta casas, un puesto de policía y la única tienda de víveres la cual quedaba en la plaza principal frente a la iglesia. A esta tienda se dirigía puntualmente aquel hombre de barba y cabellos largos, compraba lo básico para su aseo y alimentación, siempre vestía playeras, pantalones  desteñidos y tenis de tela rotos por el uso.
Un día sábado muy temprano para sorpresa del tendero aquel hombre se acerco y sin pasar la lista que habitualmente solía hacer para evitar hablar, pidió dos cuchillas de afeitar, unas tijeras, un frasco de gomina, desodorante así como una lata de betún negro, pago en efectivo y salió con mucha prisa. El tendero lo miro fijamente desde la puerta de su negocio y le grito. Va a algún lado?
El hombre se detuvo y contesto:
Llego mi hora la hora que tanto he esperado.

lunes, 14 de marzo de 2011

ES TRISTE LA TARDE SIN TI


Es triste la tarde sin ti
Aunque no te conozco
Aunque tu mirada es extraña para mí
Es triste la tarde sin ti.

Afuera la lluvia irrumpe lo cotidiano
Aquí lo cotidiano se abruma
Cuando llegas con un simple hola
Se ilumina mi rostro  y con nervioso acento
Te puedo decir
Es triste la tarde sin ti

El murmullo de la vida
Y el destino del ser
Y el tuyo y el mío
Pueden escribir otra historia
Donde se entrelace nuestra eternidad
Y no sean tristes las mañanas, las tardes,
Las noches y los amaneceres sin ti.
 Y aunque es un imaginario
Bordado en la tela del universo
Lo cierto y real en este presente
es que
Es triste la tarde sin ti.
Daniel c. Tulcán  febrero 2011

ES DIFICIL NO TENERTE



Es difícil el no tenerte,
  pero mas difícil es el olvidarte
así no atiendas, así no  quieras mirarme
así no prestes atención. 
en el fondo  y en el infinito del universo
hoy y siempre he de adorarte
sin importar tu presencia física
sin importar cuantos kilómetros se interpongan de por medio
y si mi último aliento

separa mi alma de mi cuerpo,  seguiré amándote
aunque te parezca  vánales mis palabras y se las lleve
el viento o borres este mensaje o ni siquiera lo leas
los infinitos y eteros dioses  saben que no existirá
en el mundo cárnico, y espiritual quien te ame , te sigua amando
muera amándote, como yo te amo.
este guerrero seguirá su lucha y tu serás mi estandarte
así, este guardado en el morral de la vida 

y nadie pueda verlo,
ni siquiera un nuevo amor
por que es la única forma en que seas mía, en mi recuerdo.
Que duro mentirle al corazón
que duro es desear odiar para olvidar
pero esa no es mi lucha,  ni quemare mas fuerzas vanas
por eso siempre estaré contigo, siempre estaré a tu lado
cuando rías cuando llores
cuando tu piel la toquen otras manos ,
siempre estaré a tu lado.
así te odie y te ame a la vez
por siempre y para siempre estaré a tu lado
DANIEL C- TULCAN  FEBRERO 2011